miércoles, 14 de octubre de 2009


Nicolás Manzanilla es un niño de 12 años. A Nicolás nunca le fue muy bien en el colegio. Su clase y el estaban preparando un proyecto de castellano. En el tenia un tema, la contaminación del agua.

Cuando llegaban las vacaciones para Nicolás, el iba al sur, a 15 horas de Santiago. En las noches, salía a caminar con su hermana, Elisa, de 5 años. Su profesora le preguntaba si estaba entendiendo y aprendiendo pero el porro decía que si, estaba todo a la perfección.

En el sur el chico salía a caminar en las noches con su hermana. Estaban caminando a la orilla de la playa cuando su hermana grita que ve un unicornio.

- Lo voy a ir a revisar, tu quédate aquí. Dijo el niño.

Estaba cubierto en una bolsa , era un hombre ahogado con una barba larga y blanca igual que su pelaje. Él no supo que hacer. Decidió contárselo a sus padres. Desde la playa, corrió con toda su velocidad hacia la casa, estaba muy cansado pero Nicolás sabia que no podía parar. Cuando estaba llegando a la casa se dio cuenta de que había mucho humo se acerco y vio que su casa se incendiaba. Estaba lleno de policías, a uno de ellos el joven le preguntó si habían encontrado algo.

- Solo dos cuerpos, nada más. Respondió rápidamente el policía.

Nicolás no lo podía creer se le habían muerto sus padres y se estaba empezando a dar cuenta de todas las cosas que ya no podía hacer, una de las más importantes era que no podía volver a su ciudad.

Nicolás lloro por mas de 3 horas, paró, y comenzó devuelta solo que ya n era por sus padres era por su hermana. Nunca volvió con Elisa corriendo a contarles a sus padres.

Camino y camino pero nunca supo donde estaba o dormía. Un día empezó a llover y no sabia donde dormir, siguió caminando y encontró un puente por donde pasaban los autos.

Ahí quedo Nicolás, un simple niño de 12 años que sigue viviendo en las mismas condiciones hasta ahora, 52 años toma agua debajo del puente no tiene comida.

- ¡Ahí va Nicolás!. Grito su padre.

Nicolás empezó a sentir mucho frío pero como estaba tan emocionado no quiso abrigarse.

Nicolás despertó, se encontró con una señora de mas de 40 años llamada Elisa.

-¡No puede ser, eres tú!. Grito Nicolás.

Se dio cuenta de que estaba mojado entero, empezó a toser, sintió un alivio y cayó.


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